Las tenemos que distinguir entre las ramas, el tronco y las raíces. Sus tres principales trabajos se centran en: la succión del agua y nutrientes, mantener estable el árbol y almacenar los nutrientes necesarios. Función de succión Se realiza a escasos centímetros de la punta de las raíces más finas. Las raíces más gruesas son portadoras de savia, por lo que prácticamente no ejercen la succión. Los bonsáis se trasplantan regularmente. Lo que hacemos para asegurar que el árbol succione todos los nutrientes necesarios es cortar la raíces más gruesas y largas. Así dejamos espacio a las más finas. Esta antigua tarea es imprescindible para que los bonsáis puedan vivir en mecetas. La temporada de más crecimiento en las raíces depende de cada especie, pero, generalmente, suele ser el verano. Coincidiendo en las fechas que el bonsái necesita más agua. Mantener la estabilidad del árbolbr> De esta función se encargan las raíces gruesas y lignificadas. Estas permiten que los árboles crezcan buscando el sol y que no caigan, resistiendo los fuertes vientos y tormentas. Después del trasplante, solemos fijar el árbol en la maceta con alambres hasta que vuelvan a crecer las nuevas raíces. Al trasplantar los bonsáis cortamos las raíces más largas y gruesas que sostendrían el árbol, por lo que solo se quedan las raíces finas que salen directamente de la base del tronco para así fomentar su crecimiento. En cambio, los árboles que crecen libres en la naturaleza forman una fuerte red de raíces que se agarran fuertemente en el suelo. Uno de los efectos secundarios del trasplante en los bonsáis es que, al no dejar crecer las raíces, estas crecen más lentamente. Del mismo modo que cuando cortamos una rama deja de crecer con tanta fuerza. Esto nos interesa para controlar el crecimiento de los árboles. Almacenamiento de los nutrientes El exceso de nutrientes producidos por las hojas se almacena en las raíces para poder ser usados más adelante en caso de que fuera necesario. Desde el punto de vista de nutricional, cortar las raíces gruesas es un despilfarro de la energía acumulada pacientemente por los árboles, aunque en el cultivo tenga un sentido totalmente lógico. Si podamos drásticamente justo antes de un trasplante los bonsáis pierden fuerza. Lo que recomendamos es que se pode y defolie moderadamente. Teniendo en cuenta el vigor de los árboles es mejor efectuar podas ligeras cada temporada que hacer podas drásticas al cabo de varios años. |
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